Me sorprende estar en la playa, tirada sobre un césped, escuchando musiquita y aunque hay una brisa mas fuerte que de costumbre, son las 18.15 horas, con un sol leve y sin quitarme el vestido negro de los tirantes chuecos, estoy conectada gracias al restaurante los manueles (tengo que darle la publicidad, como no!!!) a Internet…. Asi es que hoy, ahora, no estoy en contra de la tecnología. (si, lo se, hace dos post decía justo lo contrario, pero me retracto, asi soy).

Los días de septiembre tienen otro color en la playa, justo el verano se siente que termina, y la gente que suele veranear en este mes tiene una calma distinta. No hay niños impertinentes, ni juegos de pelotas y palas en la orilla, de hecho no hay casi nadie en el agua, solo un par de valientes y unos cuantos surferos que tratan de acompañar las olas a su fin.

Y aquí tirada acabo de terminar de leer un libro, para mi sorpresa me ha gustado, y digo esto porque García Márquez no me ha gustado nunca, siempre intentaba vencer su literatura tan descriptiva (entiendo que haya mucha gente que le encante este señor, pero a mi me pierde con tantos detalles y con su vocabulario tan rimbombante) pero Memorias de mis putas tristes me ha parecido una novela tierna, con un fondo mas atractivo que su forma (insisto en que a mi su narrativa no me gusta, pero debo ser yo, y no el).

Hacia unos meses que no leía nada, salvo las revistas de rigor que no perdono y tan disciplinadamente compro para no perder el buen habito adquirido años atrás y que como herencia, espero no dejar de hacerlo. Todo fue por culpa de Murakami, que dejo de engancharme en la pagina veintitrés, bueno igual no era el momento para leer Tokio Blues, pero regresando a Madrid vamos a darle la oportunidad, y no solo para terminarlo y regresárselo a su dueño, sino porque ahora sí me apetece hacerlo.

Escucho a coldplay, y a ellos,  y a ama… después de mas de 40 horas repletas de tensión y malestar, me alegra decir que me siento mejor (besotototes reina). Solo necesitaba desconectar un poco, y mira, que pocas cosas (las de ahí arriba y algo más) me hacen sentir mejor.

Hay una niña pequeña graciosisima a mi lado, dejo esto abierto para seguir en otro momento, pero me voy a quedar un rato observándola (al fin y al cabo creo que es de las cosas que se me dan mejor hacer)….

Y luego seguiré escribiendo que parece que también me sirve como terapia… al final tendré que admitir que no es tan mala la tecnología….hale!

Besos apretaos y apapachos varios